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Ley de Octava y Sonido

​Cuando un instrumento musical como por ejemplo el violoncelo, emite sonidos en la atmósfera que lo rodea, la velocidad de las vibraciones determina el tono, mientras que el largo de las ondas explica su volumen. Cuando el número de vibraciones se ha duplicado, recién entonces el resultado es una Octava completa.

Las siete notas de la escala

El Tetracordio de los Griegos

Las siete Tríadas ensambladas

La tasa de incremento en el número de vibraciones, sigue proporciones matemáticas exactas dentro de una progresión ordenada comprendida en una escala de siete notas denominada «escala diatónica», que se conoce mediante las sílabas Do - Re - Mi - Fa - Sol - La - Si, mientras que el último Do (que implica una duplicación de vibraciones) da origen a una nueva Octava.

 

Cuando la cuerda de un violoncelo tiene un metro de distancia y su número de vibraciones es 120 estamos ante un Do.  Pero si dividimos la cuerda del violoncelo de un metro de longitud en dos mitades, y el número de vibraciones de media cuerda de 50 centímetros es del doble (es decir 240), entonces estamos ante un nuevo Do pero de una octava superior.

 

Otro ejemplo. El teclado de un piano es una representación logarítmica horizontal de frecuencias, mientras que el cuello de una guitarra es una doble representación logarítmica vertical de la escala cromática.

 

De este modo, puede apreciarse el carácter sagrado que tenía la música en tiempos antiguos, como una forma de Arte Objetivo o Legominismo, cuyo propósito era transmitir conocimientos esotéricos a generaciones futuras, acerca de las leyes que rigen el Universo.

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