¿Despiertos o Dormidos?
En su vasta mayoría, el ser humano nace, vive y muere en un estado hipnótico de sueño al que erróneamente denominamos estado de vigilia. Sin embargo, el hecho de estar supuestamente “despiertos” y de creernos conscientes, nos hace peligrosos para nosotros mismos y para quienes nos rodean.
Las alusiones cinematográficas y literarias a los «zombies» o «muertos vivos», encierran un profundo simbolismo, que se refleja cotidianamente en las acciones mecánicas, que se llevan a cabo bajo el estado de Identificación o de Sueño Psicológico. ¿Cuántas veces en los Evangelios se lo escucha decir a Jesús: VELAD, DESPERTAD? Ahora se entiende a que aludía Jesús.
A veces nos casamos, en otros momentos nos separamos, en ocasiones tenemos hijos. También firmamos contratos y luego los desconocemos. Estas acciones relevantes para nuestra vida, son por lo general tomadas bajo el estado de Sueño Hipnótico propio del segundo estado de conciencia.
Es bastante común que un Ser Humano no distinga a sus pensamientos de sus sentimientos, que confunda a sus sentimientos con sus pensamientos y que tampoco logre diferenciar a sus sensaciones de sus sentimientos.
La Voluntad que es la verdadera capacidad de hacer, está ausente en el Hombre Mecánico. El Hombre Mecánico sólo posee deseos, a cuya mayor o menor permanencia se la denomina erróneamente Voluntad Fuerte o Voluntad Débil.
La Evolución del hombre es la evolución de su Voluntad, que a su vez es su capacidad de hacer y esta capacidad no puede ser resultado de hechos accidentales.
Finalmente nos sorprende que nuestra vida sea un desastre. Ingenuamente creemos estar Despiertos, tener Atención, Voluntad y Yo Permanente. Lamentablemente, nos atribuimos cualidades que no tenemos.
Uno de los más grandes errores es creer que el Ser Humano es siempre UNO y EL MISMO. Un Ser Humano nunca es el mismo por más que un rato. Siempre está cambiando. Tal como lo expresó el filósofo griego Heráclito: «Ningún hombre cruza dos veces el mismo río, porque el río no es el mismo río y porque el hombre no es el mismo hombre”.
Sucede a menudo que uno de nuestros transitorios «yoes» toma una decisión y al poco rato, otro de nuestros «yoes» decide desconocer esa determinación y termina saboteándola.
En nuestra vida cotidiana, surgen y se desvanecen a lo largo del día diferentes “PEQUEÑOS YOES” en pugna. ¿Pero quién es el YO REAL? ¿Qué sentido tiene la existencia?